VERGUENZA NACIONAL

Tamaulipas arde en horror y corrupción mientras su vocero de seguridad, Jorge Cuéllar Montoya, se convierte en el protagonista de uno de los episodios más vergonzosos de la política reciente. Con una falta de sensibilidad aterradora y una capacidad inigualable para evadir la verdad, Cuéllar intentó minimizar dos hechos escalofriantes: el hallazgo de un campo de exterminio y el descubrimiento de un supuesto crematorio clandestino en Reynosa

El Colectivo Amor por los Desaparecidos, tras una ardua búsqueda, descubrió un verdadero campo de exterminio: restos óseos calcinados, casquillos de bala y tambos donde fueron incineradas víctimas de la violencia imparable en el estado. Pero en lugar de reconocer la gravedad del hallazgo, la vocería de Tamaulipas decidió aventar una cortina de humo y confundir deliberadamente a la opinión pública.

Con una torpeza inaudita, el gobierno intentó equiparar este horror con el descubrimiento de un presunto crematorio clandestino encontrado por otro colectivo, además asegurando que todo se trataba de una simple funeraria en construcción. 

JORGE CUÉLLAR: LA VOZ DE LA INDOLENCIA Y EL CINISMO

El espectáculo de Cuéllar en los medios de comunicación fue patético. Al ser cuestionado en una entrevista, se enredó en una serie de declaraciones absurdas, negando lo innegable y demostrando que su conocimiento sobre la violencia en Tamaulipas es nulo. En un intento desesperado por desacreditar a las madres buscadoras, Cuéllar tuvo la desfachatez de insinuar que sus hallazgos eran "expresiones fuera de contexto". Como si encontrar restos humanos calcinados en campos de exterminio fuera una "opinión" y no un hecho escalofriante.

El vocero de Tamaulipas llegó al extremo de afirmar que "no hay campos de exterminio" en el estado, como si las fosas clandestinas, los miles de desaparecidos y los testimonios de víctimas fueran producto de la imaginación de las familias que buscan a sus seres queridos.

¿IGNORANCIA O CINISMO? CUÉLLAR NO CONOCE LA BARTOLINA

Uno de los momentos más vergonzosos de la entrevista fue cuando el vocero de seguridad demostró su desconocimiento total sobre "La Bartolina", el campo de exterminio más grande de Tamaulipas. Ante la pregunta directa, Cuéllar respondió: "No la conozco". Una respuesta que deja en evidencia su ineptitud y su falta de compromiso con la seguridad del estado. 

Este desconocimiento es inaceptable. "La Bartolina" es un sitio donde han sido encontrados miles de fragmentos óseos de víctimas del crimen organizado. ¿Cómo es posible que el vocero de seguridad de un estado plagado de violencia no tenga idea de la existencia de este lugar? La respuesta es sencilla: o miente descaradamente o su incompetencia es absoluta. 

¿Y EL GOBERNADOR? EL SILENCIO CÓMPLICE DE AMÉRICO VILLARREAL

Mientras su vocero se hunde en su propia incompetencia, el gobernador Américo Villarreal permanece en un silencio cómplice. En lugar de reunirse con los colectivos de búsqueda y atender la crisis de desapariciones, se preocupa más por lavar su imagen. Su administración prefiere desacreditar a las víctimas antes que aceptar la realidad: Tamaulipas sigue siendo un cementerio clandestino. 

Las madres buscadoras han exigido una reunión con el gobernador para presentarle pruebas de los campos de exterminio, pero hasta ahora, Villarreal ha ignorado el llamado. ¿Será que teme enfrentar la verdad? ¿O simplemente sigue la línea de su vocero y prefiere voltear hacia otro lado mientras los criminales siguen operando impunemente?

EL PUEBLO DE TAMAULIPAS EXIGE VERDAD Y JUSTICIA

El intento de manipulación del gobierno estatal no ha pasado desapercibido. La indignación crece entre la sociedad tamaulipeca, que ya no se traga las mentiras oficiales. Mientras los colectivos continúan desenterrando los horrores del narco, Cuéllar y su equipo intentan enterrar la verdad con comunicados engañosos y declaraciones absurdas. 

Pero la realidad es implacable: en Tamaulipas sí hay campos de exterminio. Hay desapariciones forzadas. Hay restos humanos esparcidos por el territorio. Y lo más indignante es que, en lugar de apoyar a quienes buscan justicia, el gobierno se dedica a minimizar la tragedia y a proteger su imagen política. 

Las víctimas exigen respuestas. Y no pararán hasta obtenerlas. Porque mientras Cuéllar y Villarreal juegan a la política, hay miles de familias que siguen buscando a sus desaparecidos entre las cenizas de un estado que, al parecer, prefiere olvidar antes que enfrentar la verdad.

¿POR QUÉ TANTA PRISA POR DESMENTIR A LAS MADRES?

El cinismo del gobierno de Américo Villarreal no tiene límites. No sólo intentan desmentir a las madres buscadoras, sino que buscan desviar la atención sobre los vínculos que las autoridades estatales podrían tener con el crimen organizado.

¿Acaso temen que se descubra la verdad sobre su relación con el narco?

Las madres buscadoras han pedido públicamente una reunión con Américo Villarreal para mostrarle personalmente las pruebas de estos campos de exterminio. ¿El gobernador tendrá el valor de recibirlas o seguirá escondiéndose detrás de comunicados oficiales? 

El silencio gubernamental ya no es una opción.

¡LA VERDAD SE IMPONE! 

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